Recuerdo que, cuando era pequeña, odiaba la Educación Física. Llegaba al punto de sufrir gastritis nerviosa (cuentos aparte) algunas noches previas a la siguiente clase, más todavía si el profesor nos había adelantado su contenido y en él habían ejercicios grupales, lo cual sabía que significaba terminar con algún compañero enfadado y unas lagrimillas de decepción en mis mejilas. "Problemas de coordinación", me dijeron una y otra vez, aconsejando a mis padres llevarme a actividades extraescolares que sirvieran de refuerzo a mi extremada torpeza. Pero la natación me desesperaba, pues aunque me gustaba nadar, terminar la última en cualquier ejercicio o carrera una semana tras otra no era muy alentador. Finalmente dejé de ir. Hoy en día todavía tengo problemas incluso para enseñarme a ir en bicicleta. Quizás suene gracioso pero, teniendo en cuenta que el manejo de nuestro cuerpo y la coordinación del tronco con las extremidades es de vital importancia para desenvolvernos con total confianza en todo entorno con un mínimo de dificultades de terreno, o para realizar ciertas actividades de ocio... me gustaría regañar a esa niña por no haber seguido yendo a natación; a esos padres que, dado que su hija era buena en todas las materias del colegio y el instituto excepto en una, no quisieron forzar la situación.
Quizás os incomode el carácter autobiográfico de este primer párrafo, pero me venía muy bien para ejemplificar, desde un caso que conozco perfectamente, la importancia de las distintas inteligencias múltiples. Esta teoría, en contra de la inteligencia única y de sus tests ceñidos al coeficiente intelectual, fue elaborada hace algo más de dos décadas por Howard Gardner. El científico se vio motivado a elaborar una división de ocho inteligencias de distinta índole, según él, ante el siguiente planteamiento: "La música es un talento, y las matemáticas una inteligencia, pero, ¿por qué debemos llamar inteligentes a las personas buenas con los números, y solo talentosos a aquellos que dominan el tono o la harmonía al timbre?" (1). Por ello decidió ponerlas al mismo nivel, aunque por supuesto, dentro de diferentes esferas, que formarían parte de la inteligencia total del individuo, que contendría a su vez otras esferas distintas a las relacionadas con los dos conocimientos nombrados (música y matemáticas); en total son la lingüística, la lógico-matemática, la espacial, la musical, la corporal y cinestética, la intrapersonal, la interpersonal, y la naturalista. Asumir esta teoría, cada vez más integrada en la formación de los futuros profesores, es necesario para mejorar el sistema educativo. El ejemplo autobiográfico al que me he referido al principio mostraría que, a pesar de que el resultado de un test sobre coeficiente intelectual hubiera determinado que estoy en la media o incluso por encima y que por tanto no tengo ningún déficit intelectual, la experiencia delata que mi inteligencia corporal es menor a la de la media, generando problemas que deberían haberse solucionado para un correcto desarrollo global. ¿Significa esto que debería haberme esforzado en ser una deportista de élite? No, sino que deberíamos haber sido conscientes (tanto yo, como mis padres y mis profesores) de que hay ciertas aptitudes importantes en el individuo que solamente pueden adquirirse mediante el ejercicio físico y que por tanto, el deporte es tan importante como, por ejemplo, el lenguaje. Lo mismo ocurre con la educación artística pero, pese al progresivo apoyo educativo dado a la teoría descrita, en España sigue siendo menospreciada a nivel gubernamental. Hoy, por casualidad, he releído un artículo de 2013 en el que se informa de los nuevos cambios que el tan conocido ministro Wert planteaba realizar (2). La educación artística pasaría a ser una simple optativa: durante la primaria, habría que elegir entre ella o un segundo idioma; en la secundaria, habría seis asignaturas optativas, entre ellas Educación Plástica y Música. Estas medidas se plantearon con tal de evitar "distracciones" en relación a las asignaturas verdaderamente importantes que serían, cómo no, las de carácter más socioeconómico; porque en un sistema capitalista que va viento en popa son las más importantes, ¿no es así?. Un tiempo después, en segundo de Bachillerato, Historia de la Filosofía pasaría a ser optativa. Porque profundizar en el aprendizaje de la reflexión no es fundamental en nuestra sociedad, estando formada como lo está por una estructura en la que siempre hay alguien que piensa por nosotros, que decide lo que nos conviene. Todavía recuerdo a un profesor de Formación Profesional que me dijo que ese cambio supondría un alivio para muchos estudiantes. En fin... En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos de gigante; en el que a través de la pantalla electrónica ingerimos hasta la indigestión información visual; es de especial importancia conocer los mecanismos de la imagen, tanto fija como en movimiento; saber leer el mensaje, la intención del emisor y lo que se espera del receptor, como en cualquier texto lingüístico. Y, ¿cuál es la mejor manera de conocer los medios visuales, junto con el desarrollo analítico? Haciendo uso de ellos. Experimentando, creando, jugando con colores, fotografías, soportes o, por qué no, programas informáticos. Y no con la intención de generar una oleada de artistas, al igual que el deporte no debe realizarse con la intención de llegar a ser deportistas de élite; sino con la intención de ser inteligentes en lo espacial, lo corporal y lo cinestético, y con ello formar individuos de una base más completa. Independientemente de la esfera a la que esperen aspirar profesionalmente, las otras esferas no deben desatenderse por completo; sobre todo en la educación obligatoria, pero tampoco una vez la hayamos terminado (cuántos viciados a la calculadora nos ceñimos a ella tras abandonar las Matemáticas y nos sorprendemos años más tarde intentando hacer una operación no muy complicada con lo que parecen ser lagunas de intelecto...). Y mientras, aquí está el sistema, en pausa. Seguimos esperando cambios y mejoras tras unas segundas elecciones de resultados tan indignantes como inexplicables, que parecen empujarnos voluntariamente hacia otra ronda de esos mismos gobernantes cuyos planes futuros no serán muy distintos a los del pasado. Un pasado de decisiones erróneas, injustas y demasiado unidireccionales, y de cuya aparente desmemoria solamente podemos disculpar a los enfermos de alzheimer. 1. "Redes: de las inteligencias múltiples a la educación personalizada". RTVE (en línea), 23/09/2013: http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-inteligencias-multiples-educacion-personalizada/1270216/ 2. "La educación artística distrae de las demás asignaturas", 08/03/2013, en línea: http://www.lavozdelagomera.com/2013/03/08/la-educacion-artistica-distrae-de-las-demas-asignaturas/
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